el microcuentista escribe que una rubia, una morena y una pelirroja deseosas le esperan en la suite de un hotel. la rubia le pregunta: qué escribes? marranadas, dice la morena. la pelirroja atisba por encima del hombro la máquina de escribir. yo no pienso hacerte eso, dice. un tanga translúcido vuela desde la cama. daos prisa, dice una cuarta muchacha, pelo morado tipo manga, cabello a juego, esto frío no vale nada. en la ficción, el microcuentista tiene una erección mayúscula. la realidad es que el microcuento no le gusta demasiado; hay que trabajarlo hasta las tantas (malditaseaconlobienqueiba)
más que adivino agorero. los agoreros siempre piensan que todo irá mal. y cuando la mierda ocurre dicen que lo sabían, tenían el pálpito. lo que callan son todas las veces que pronosticaron, presintieron la desgracia y esta no ocurrió.
Revisá tus apuntes. Veo a la rubia tocando el timbre de tu casa, hecha un mar de lágrimas ruega la perdones, ruega sinceramente arrepentida. Y vos, como siempre, cediendo a sus encantos.
La oración/relato estaba tan buena que iba a comentar. pero me distraje en el camino leyendo el microrrelato que le hiciste a Pecosa y… me olvidé de todo. Ahora sólo puedo pensar en un buen regalo de cumpleaños para mi marido… hhhmmmmmmm
Parece que en los asuntos del corazón nos ponemos la venda antes de tener la herida. Desde que empezamos una relación nos vamos inyectando la anestesia de la renuncia…para que duela menos. Y duele jodidamente igual, verdad?
a menudo el final es más desolador en la segunda versión del texto. no me gustan los finales de y fueron felices y comieron perdices, pero reconozco que es principio cojonudo para una tragedia.
Pues que manera más tonta de malgastar la piel del destino en el tiempo…. 🙂
creo que estamos más sujetos al desatino que al destino.
Porque escribir que una rubia, una morena y una pelirroja deseosas te están esperando en la suite de un hotel no, no?
me encanta que metas tus narices por aquí, pecs.
el microcuentista escribe que una rubia, una morena y una pelirroja deseosas le esperan en la suite de un hotel. la rubia le pregunta: qué escribes? marranadas, dice la morena. la pelirroja atisba por encima del hombro la máquina de escribir. yo no pienso hacerte eso, dice. un tanga translúcido vuela desde la cama. daos prisa, dice una cuarta muchacha, pelo morado tipo manga, cabello a juego, esto frío no vale nada. en la ficción, el microcuentista tiene una erección mayúscula. la realidad es que el microcuento no le gusta demasiado; hay que trabajarlo hasta las tantas (malditaseaconlobienqueiba)
pelo morado tipo manga, cabello a juego, qué cracko.
(Pues yo me veo cara de empanada en el avatar, lo voy a tener que cambiar.)
eres demasiado dura contigo misma y blanda con el cracko.
me mola el pelo de colorines. y el cabello, nogensmenys.
Jejejeje, vaya adivino, claro que para predecir el futuro, lo más sabio es construirlo uno mismo ¿no?
más que adivino agorero. los agoreros siempre piensan que todo irá mal. y cuando la mierda ocurre dicen que lo sabían, tenían el pálpito. lo que callan son todas las veces que pronosticaron, presintieron la desgracia y esta no ocurrió.
Revisá tus apuntes. Veo a la rubia tocando el timbre de tu casa, hecha un mar de lágrimas ruega la perdones, ruega sinceramente arrepentida. Y vos, como siempre, cediendo a sus encantos.
sabes si a que ha venido a pedirme dinero? porque igual no abro 😉
El destino no está escrito, y menos tan bien como tú lo escribes.
filosofía a estas horas., ann? para regalarme el ego cualquier hora en buena.
La oración/relato estaba tan buena que iba a comentar. pero me distraje en el camino leyendo el microrrelato que le hiciste a Pecosa y… me olvidé de todo. Ahora sólo puedo pensar en un buen regalo de cumpleaños para mi marido… hhhmmmmmmm
no tiene bastante regalo con vos, tu marido? que abusón.
Parece que en los asuntos del corazón nos ponemos la venda antes de tener la herida. Desde que empezamos una relación nos vamos inyectando la anestesia de la renuncia…para que duela menos. Y duele jodidamente igual, verdad?
Besitos con tiritas.
gran reflexión, nuda ver. duele jodidamente igual, ni más ni menos.
besos con desfibrilador.
inyectando la anestesia de la renuncia… no soporto que me hagáis sombra, este es mi blog! 😉
Reescribe, corazón.
a menudo el final es más desolador en la segunda versión del texto. no me gustan los finales de y fueron felices y comieron perdices, pero reconozco que es principio cojonudo para una tragedia.