Las luciernagas zigzaguean encendidas alrededor de los samurais, que se miran sin verse. Sus movimientos apenas asustan a aquellas pinceladas de luz en mitad de la nada, como si ignoraran su presencia o la toleraran. Es una lucha rápida. Dos vidas en un instante. Una que sigue y una que acaba. Un cuerpo cae en silencio, en la oscuridad, entre las luciérnagas. Nadie vio nada. Nadie oyó nada. Las luciérnagas siguen prendidas en la noche cuando todo acaba.
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Vaya…. Es poético, muy poético. cuando te pones nipón te sales 🙂
sabes? todavía no sé si aquella fue la última noche sin luna del viejo samurai, o sólo una más…
Siempre es la última noche, y siempre es sólo una más. Puede que muriera al despedirse de Hanako… Quien sabe.
Últimas noches, son todas… ¿o no?
lo diré de otro modo. no soy capaz de decir si después de aquella noche, el viejo samurai no volvió a ver amanecer…
Te entendí, con mi frase intentaba decir que no hace falta que lo decidas todavía. Si te sale otro relato, pues vio otro amanecer, si no, pues no. Lo dejas abierto, no se sabe lo que puedes idear con el tiempo.
no dudo que me entendieras, k ;-), ni vitus tampoco. era una reflexión para mí mismo. ante esta historia estoy tan perdido como el que más…
lo de las luciérnagas es un tema que siempre me tuvo intrigada…cómo??? sin pilas??…
ojalá no fuese la última noche para el viejo samurai.
Que sea la última noche o no, poco importa si sigues escribiendo sobre él
hasta hace poco no creía en las luciérnagas, vep. pero vi una! es increíble que exista una cosa así. como los unicornios 😉
de echo su última noche, fuera aquella o no, fue hace ya mucho tiempo, eari. mucho tiempo…
Lo importante no es el tiempo pasado, si no que aún alguien se acuerde de él.
touché
Me gustan tus cuentos de samurais, parecen acuarelas.
es curioso que digas eso. las acuarelas son una de las cosas que se me dan especialmente mal.
😳 no era nada malo, quería decir que con apenas pinceladas, creas un paisaje muy detallado.
te entendí, stil. es que admiro a aquellos que con apenas pinceladas (de pincel) crean un paisaje detallado. si consigo algo de eso con las palabras, me siento un poco menos frustrado, gracias 😉
La falta de luna maldijo la noche, por mucho que las luciérnagas pretendieran camuflarlo.
Yo no he visto nunca una luciérnaga. Me pasa como con los tréboles de cuatro hojas: cuando los vea, creeré en ellos.
desgraciadamente es imposible no creer en las mierdas de perro.