Recuerdan a Arne y Ramón? Son dos fantasmas noruegos; Ramón noruego de adopción. Pues una noche fría y noruega, Arne y Ramón estaban bajo la cama de un niño, haciendo todo tipo de ruidos espeluznantes; partiéndose el ojete (de risa). Tenían al crío echo un ovillo, llorando grito pelado bajo el edredón. De repente el padre de la criatura, padrastro si lo prefieren, irrumpió en la habitación blasfemando en noruego. Con las mismas se arrodilló junto a la cama, levantó los faldones del edredón que lamían en suelo, y miró debajo para asegurar, no por primera vez esa noche, esa semana, ese mes…: que no había ningún -piiip- fantasma bajo la -piiip- cama, -piiip- -piiip- -piiiiiiiiiiiiiiiip-! El noruego puede ser un idioma muy expresivo sometido a privación del sueño.
Minutos después del portazo, cuando los -piiip- se perdieron en las brumas de la madrugada, Arne preguntó a Ramón:
-¿Crees que tiene razón? -a Arne le pierde la metafísica- ¿Qué no hay fantasmas aquí abajo?
Ramón rió malévolamente.
-El niño cree que sí -dijo.
Pocas cosas son más contagiosas que una risa maligna. Es algo que Arne no se cansa de comprobar desde que conoce a Ramón.
sobre dónde se acumulan las pelusas
Publicado: enero 3, 2009 en amigos, General, inocencia, llengua materna, malafolla, microcuentos, sueñoscomentarios
Alguien piensa en mí; ergo, existo 😉
Son como las hadas que mueren cuando no se cree en ellas, pero en este caso cuando un niño ríe no nace otro fantasma, solo cuando llora.
piensa en mí, acuérdate de mis muertos, por lo menos 😉
yo ya sólo creo en los impuestos
Los juguetes, los fantasmas y los monstruos (del armario o bajo la cama) forman parte de la mitología infantil (y a veces adulta).
Me ha encantado volver a saber de los fantasmas noruegos!
el barco pirata de famobil, el fantasma de las bragas rotas y el monstruo de las galletas son tres de los puntales de mi patrimonio emocional…
A mi un par de fantasmas noruegos me hacen levantar a las mil y pico menos cuarto de la mañana, porque no dejan dormir a mi niño… ¡AMOR Y PAZ ETERNA, EN CANTIDADES INDUSTRIALES LES DABA!
yo igual les convencía de venirse conmigo a asustar a la suegra 😉
Y… ¿quién o qué asusta a esos fantasmas? 🙂
Me ha encantado el relato.
bueno…por lo menos, de tanto pasar las sábanas y cadenas, las pelusas se pegarán por mágia estática a los fantasmas y el suelo estará tan limpio y brillante que nadie tendrá que pasar la escoba jamás!
no sé, quizá algún día aniden bajo su cama, breuil, pruebe con raíces cuadradas; yo las temo más que a los fantasmas.
no me haría ilusiones, irma vep, las pelusas tienen una capacidad asombrosa de proliferar…
ya…me pregunto ante qué tipo de ilimitada reproducción nos encontramos…esporas?
espero que sí. no soportaría que encima o debajo de mi cama algo o alguien lo pasara mejor que yo!!!
jajajajaja… o follamos todos o matamos a la pelusa!
usted sí que sabe resumir mi estado de ánimo, eari 😉
Un texto muy canalla, me gustó bastante 😉
Ayer por la noche me jiñé porque se escuchaban unos ruidos raros en mi havitttación, y eso que yo no tengo debajo de la cama. Debían estar detrás de la puerta, que es dónde se me acomulan las pelusas del cuarto.
Qué hijos de su madre (biológica o adoptiva), hasta cuando somos adultos (o eso creemos) nos tocan la moral.
havitttación… eres una cracka.
creo que los fantasmas tienen más miedo de nosotros que nosotros de ellos. los de debajo se mi cama, yo sí que tengo de eso, deben estar realmente acojonados.