me seduce la idea de las cenizas, como la de una lápida solitaria y anónima a la sombra de un chopo sobre una loma cubierta de pasto, o las croquetas; lástima que tenga uno que morirse para eso.
Los tamaños cambian según ampliamos el abanico de variables con las que los comparamos. Y éste tiene suerte, un pequeño cajón para él solo. Pero…¿Y qué pasa de esas pobres parejas que no se aguantaban en vida, y que ahora tienen que compartir un cajoncito, porque a sus hijos le parecía romántico? «Joder, Pepe, me estás metiendo el metatarsiano en el ojo», «Calla Josefa,y échate más para la izquierda qie tengo tu cadera en las costillas»… Imagínate. Qué putada, hasta que la muerte los separe…los coj!
Pues, acostumbrado como estaba a pisos de ciento cincuenta metros, metido ahora en esta lata de sardinas, se me antoja que si la tumba es más pequeña me tendrán que enterrar de perfil.
Oye, pero que aquí también estás invitado, que decía mi abuela que donde comen dos… catorce horas de viaje que tienes nada más, si el piloto le pisa, eso sí.
H.
consigues que mire mi piso con otros ojos…ejem ejem
PD. Dos posts casi seguidos!! pero esto qué es?? y una lápida nada menos 😉
es un ideal parejas con muchas posibilidades? quiero que me entierren en uno!
pd. tienes razón, voy a pedir hora al médico.
😀 con lo que llegamos a la conclusión de que siempre se puede estar infinitamente peor. Muy bueno!!
siempre hay un peor, eari; pero un mejor también, ojo!
«no se trata de resignarse a lo que uno tiene, sino de disfrutar de lo que hay en su justa medida 😉 »
adelanto de mi próximo libro: Autoayuda Mis C
por eso es mejor acabar en cenizas, cual ave fénix. el mar es mucho más grande. aunque las lápidas (sobre todo las tuyas) son hermosas.
(había leído la lápida cuando la publicaste, pero por algún motivo que ahora no recuerdo se ve que no comenté. hasta hoy. imperdonable.)
me seduce la idea de las cenizas, como la de una lápida solitaria y anónima a la sombra de un chopo sobre una loma cubierta de pasto, o las croquetas; lástima que tenga uno que morirse para eso.
(sin comentarios 😉 )
¿Lo tienen con terraza? ;D
ahora que lo dices, ahí hay nicho. vamos a medias con la hormigonera?
Los tamaños cambian según ampliamos el abanico de variables con las que los comparamos. Y éste tiene suerte, un pequeño cajón para él solo. Pero…¿Y qué pasa de esas pobres parejas que no se aguantaban en vida, y que ahora tienen que compartir un cajoncito, porque a sus hijos le parecía romántico? «Joder, Pepe, me estás metiendo el metatarsiano en el ojo», «Calla Josefa,y échate más para la izquierda qie tengo tu cadera en las costillas»… Imagínate. Qué putada, hasta que la muerte los separe…los coj!
que putada que hasta ni la muerte los separe 😉
unas lápidas más allá.
-josefa, pepe, os queréis callar? algunos queremos morir en paz!
Pues, acostumbrado como estaba a pisos de ciento cincuenta metros, metido ahora en esta lata de sardinas, se me antoja que si la tumba es más pequeña me tendrán que enterrar de perfil.
Oye, pero que aquí también estás invitado, que decía mi abuela que donde comen dos… catorce horas de viaje que tienes nada más, si el piloto le pisa, eso sí.
H.
ciento cincuenta metros cuadrados, eso hay que barrerlo en moto.
conque la tumba de para tumbarse me apaño. y para un billar, claro.
dónde comen dos pasan hambre cuatro, pero si hay buena conversación catorce horas no es rato. un abrazo.